Otro 15 de febrero... otra vez la fecha que emociona a la mitad más uno. Son 114 años de felicidad pura, 114 años de que la pelota va de la mano con la quimba, la picardía, el sabor de un barrio como La Victoria que sin saberlo, se convirtió en 1901 en el segundo hogar de una infinidad de personas.

Es el fútbol de Villanueva, de don José María, de Magallanes, de don Cornelio, los Gómez Sánchez, Pitín, Perico, el Nene, del Poeta de la Zurda, del Cholo; de una generación que partió al cielo desde el mar de Ventanilla, de una generación que en 1997 hizo que muchos de mi generación saquen ese grito contenido por mucho tiempo. Es Alianza la necesidad que tiene uno de querer a la camiseta, a la identidad victoriana, a esa historia que empezó en Cotabambas y se expandió por todo el país hasta convertirse en el más grande, en la felicidad de muchos.

Resulta difícil elegir el mejor once de la historia pues seríamos injustos, muy injustos con nuestra historia. Quien escribe tiene 29 años y el primer recuerdo es del equipo de 1993 con Waldir Sáenz a la cabeza de los nuevos Potrillos. Fácil pudo ser para mí elegir por otro equipo (los 90 estaban dominados por Universitario y Sporting Cristal) y más aún con esos largos años que no se nos daba el campeonato. No importó eso, no importó la impaciencia; era quedarse prendido del televisor los sábados por la tarde para ver a Waldir, Muchotrigo y compañía divertirse con la pelota y sumado a eso, la alegría popular que generaba pues no solo encontrabas a Alianza en una cancha de fútbol, lo encontrabas en una polka, en una pared pintada, en todo.

Pero uno crece oyendo historias, relatos felices del club y se familiariza con eso: Aquello de "Los Íntimos de La Victoria" perdura hasta la actualidad pues Alianza es una familia donde todos somos hermanos, donde si algo sale mal siempre hay un grupo de gente que te apoya. Uno creció escuchando de Don Cornelio Heredia, de Guillermo Delgado "El León de José Díaz", del 9-1 en 1949 con cinco goles del "Feo" Emilio Salinas. En fin, del "Rodillo Negro" de los años 50 que brilló en aquella década.

Uno siente algo especial en el pecho cuando lee sobre Baylón, "Perico", "Pitín", "El Nene" y "Babalú". Uno ve la foto de aquella delantera de Alianza en los años 60 y no deja de emocionarse al ver que el equipo tuvo en su historia una delantera de peso. Esa misma sensación la siente uno cuando escucha que la mejor volante de la primera fase de Argentina 1978 estuvo integrada por jugadores meramente aliancistas: José Velásquez, César Cueto y Teófilo Cubillas. 

Probamos la amarga sensación de casi dos décadas sin campeonar y en ese tiempo, una generación brillante perdió la vida en 1987 en el mar de Ventanilla. Uno se quedó con las ganas de ver al "Potrillo" Escobar, a "Pelé" Casanova, el impetuoso "Pechito" Farfán y a Daniel Reyes. El destino quiso llevarse a estos jugadores en el momento más intenso de su carrera, pero como bien dijo en su momento Teófilo Cubillas: "El bombo nunca dejó de sonar y las gargantas nunca dejaron de cantar". 

Hemos pasado por varios momentos felices, intensos, emotivos pero también supimos pasar ratos de amargura y aniversarios tristes como el de 1988. Pero Alianza Lima siempre estará ahí, Alianza Lima nunca morirá, Alianza Lima será siempre ese guerrero que dará pelea en todo frente de batalla, es ese amor inquebrantable que perdura por siempre, ese deseo de lucir el azul y blanco en el pecho por toda la eternidad, caminando con la frente en alto y entonando sus mejores himnos. Es Alianza la vida que uno decidió elegir cuando era niño y que hoy nos convierte en religiosos hinchas que domingo a domingo aguardan por una alegría, por un gol, por un festejo. 

Felices 114 años Alianza, feliz cumpleaños a la pasión convertida en equipo de fútbol.